La katana era la espada fiel del samurái, forjada con una técnica ancestral y templada en la sangre de mil batallas para defender el honor de quienes la portaban a su lado. Se llevaba en el cinturón (obi) con el filo hacia arriba, para poder desenvainarse rápidamente con movimientos diestros y sin dañar el filo.
El arma solía ser portada por miembros de la clase guerrera, junto con el wakizashi, una segunda espada más corta. Portar una katana era un símbolo de poder y respeto para los samuráis en todo Japón.